Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena. (Paulo Coelho)

10 de octubre de 2009

Miedo.


Hoy al fin acepté o quizás recién me di cuenta de que tengo miedo. Miedo a enamorarme. Siempre supuse que ese sentimiento -el del miedo- jamás tocaría mi forma de ser, pero ya ves, aquí estoy escribiendo que estoy temerosa porque me he dado cuenta de que mientras más tarde aceptes a lo que le temes, más te demorarás en superar ese pavor que te acecha cada vez que ves a quien supone de blanco de tus miradas.
Pero cuando al fin te decides a aceptar que sientes algo, algo más te impide que puedas expresar lo que sientes y no necesariamente a quien deberías decírselo. está el hecho de que te has encerrado tanto en ti, has cavado y cavado hasta encontrarte a ti misma y te has convencido que no sientes nada que cuando al fin decides subir por el túnel cavado, cuando llegas ala salida, te das cuenta que el exterior ahora está mucho más diferente, que todo ha cambiado y tú, mientras estabas descansando y soñando cosas que no eran o que querías creer no te diste cuenta, no te diste cuenta del cambio y así has perdido algo parecido a una batalla contra el mundo de todos y el tuyo.
Pero no todo es malo, cuando estabas resguardada en tu propio espacio te hiciste fuerte y así llegas y te despabilas frente al resto y ya no eres más la chica a quien todos puede pasar a llevar.
Aunque el problema es otro. Aprendiste a aceptar y ahora, decidida, alguien más, alguien que nunca se encerró como tú ha intervenido entre el blanco y tú, el puente se ha roto y ya no quedan más que escombros, entonces, en ese momento decides retroceder tres pasos dejando uno dentro de tu cueva y ya estás por girarte cuando otro objetivo aparece y te llena de algo; un sentimiento lleno de envidia, celos, venganza... o quizás un sentimiento lleno de vida, angustia con ganas de todo, pero que te da miedo entonces lo disfrazas con nombres de pecados y defectos, des virtudes para que así te puedas convencer de nuevo que seguir sintiendo eso te hará daño y que no te lleva a ninguna parte, peor no te das cuenta que ese sentimiento puede hacer que de una vez por todas despiertes. Solo queda la discusión entre tú y tú. Y nadie ha podido convencerte antes, menos lo harás tú. Así que ha llegado el momento de abrirte al menos a ti misma y así poder sentir, llenarte.
Ya no hay nada que hacer, sabes como debes continuar, pero no te atreves a sacar el pie que parece haberse quedado trabado en la sombra, y entonces tu poder de convencimiento acecha, de nuevo, de nuevo y tu ya no quieres, pero lo que antes creíste te haría bien y ano lo está haciendo y has quedado atrapada en ti. Ahora debes tirar tu pie, correr, gritar, escapar, más y más lejos. Porque si tu no corres, nadie te seguirá y empezarás a pensar que todo el mundo, tu mundo está metido ahí y que ya no lo puedes recuperar. Pero mientras avanzas todo lo que aprendiste va corriendo tras de ti, cree en ti. Es el momento de sacar provecho de las situaciones y sentir, sentir y seguir sintiendo.
Hablar con quien ha estado en el exterior todo el tiempo para que te explique que ha pasado mientras estabas dormida, ahora ya no hay tiempo para sentir ora cosa que lo que tu quieras sentir. Aprende a aceptar y a no auto engañarte o auto convencerte porque muchas veces las cosas son mejor y mucho más fáciles de lo que parecen...